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La suma de las partes no afecta el resultado...


Me llegó un mensaje en mi teléfono recordando una foto de un viaje que hicimos mi familia y yo a Disney en febrero del 2018. Me metí a ver la foto y se me vino todo lo que estaba pasando en ese entonces desde sentimientos y vivencias.


Ahí fue cuando di el primer paso a abrirme a ver las cosas de una manera diferente; como si hubiera una aceptación interna. La noche que llegamos a San Diego me apareció en Facebook un escrito de Ani Priego llamado “Se cierra la fábrica” y como yo en ese entonces estaba muy dolida por haber perdido a Mila y mi matriz, siempre buscaba información relacionada. Fue como un regalo haberlo leído que hasta le escribí a Ani para darle las gracias porque era justo lo que tenía que leer. Fue el primer viaje que hicimos los cuatro juntos desde que perdimos a Mila.


Ahora que veo para atrás y veo las fotos de ese viaje me da mucha nostalgia pensar en todo lo que apenas iba a descubrir y lo que he recorrido. Me da sentimiento recordar lo que me costó cambiar mi creencia. A veces así tenemos sistemas o programas que ni sabemos de dónde vienen y hay veces que están obsoletos o ya no hacen sentido, pero nos cuesta mucho dejarlos ir. Está bien cambiar de opinión, está bien pensar diferente, sobre todo si aquello que pensamos no nos trae bienestar a nuestra vida.


Somos responsables de lo que creemos y pensamos porque las creencias son opcionales. Cada persona elige qué es lo que quiere creer acerca de sí mismo, de nuestro nuestro entorno y de los que nos rodean. Esto quiere decir que nuestra experiencia va ser de acuerdo a lo que creemos.


El artículo de Ani me dio un “rush”, como si se me abriese una puerta que ni sabía que existía y de pronto empecé a notar algunos beneficios que empezamos a compartir Alex y yo. Son pequeñas cosas que en vez de ver el vaso medio vacío, lo empezamos a ver más lleno.


Algunos ejemplos que notamos en ese viaje:

  • Muchos de los juegos que nos subimos eran de cuatro personas o de dividirnos de dos en dos

  • El hotel estuvo perfecto para dormir los cuatro juntos; igualmente los recorridos que hicimos en carro

  • Nos dio risa que el primer día que llegamos a comer a uno de los parques, pedimos y cuando salimos vimos que había un letrero que decía “Party of 4 meal plan” y era justo lo que habíamos pedido y hasta estaba más barato

  • Nos dividimos porque Gabo sí podía subirse a algunos juegos que Vale no, y cuando nos reunimos Alex y yo dijimos que estuvo padrísimo el tiempo dedicado con cada uno

  • En varios de los restaurantes que fuimos a comer, por alguna razón nos tocó que solo había espacio para comer o cenar 4 personas


* Sé que todas estos ejemplos se pueden modificar y van perfecto para familias más grandes o chicas, pero en ese entonces fueron observaciones que fuimos notando para nuestra familia. Como dice Ani, todas las familias son un mundo y todas funcionan diferente; y todas están bien.


“Y es que yo pensaba que así era… tienes niños y niñas y familias grandes porque de otra manera no es tan divertido, no es tan variado… Simplemente no es igual. Igual a lo que yo viví en mi casa, teniendo un hermano y una hermana.


Me ha tomado años entender que cada familia es un mundo. Que no me falta nada. No me debe nada la vida. Al contrario. Estoy en deuda y me dispongo a tener tiempo de dárselo. De tener tiempo para plantar semillas en las personas, de invertir tiempo en cambiar situaciones que no me agradan del mundo en el que vivimos para dejar esta sociedad un poquito mejor de cómo la encontré.” Ani Priego


Qué rico ha sido quitarme la creencia que estábamos solos sin Mila, como si estuviéramos viviendo en una carencia interminable. ¡Qué ligereza ha sido aprender a disfrutar lo que sí hay y quitarme expectativas que no sé de dónde nacieron! Dejar de juzgar es una liberación; sea a nosotros mismos, lo que tenemos o lo que vemos en los demás. A la vez, esta nueva programación me ha confirmado que mi amor por ella es tan grande que me ha permitido liberarla.


Creo que el paso más importante es la confianza; lo que determina el avance es la fé. Mientras no confiemos en nuestra propia abundancia o en lo que merecemos, vamos a estar inmersos en el temor y seguiremos agrandando y prolongando esa experiencia de escasez. No es fácil cuando estamos ahí metidos en la bola negra y no nos permitimos ver más adelante, pero si elegimos confiar, vamos elegir pensar que todo está ocurriendo para un bien mayor. Es una transformación que tenemos que empezar nosotros mismos, en nuestro corazón y se expandirá hacia afuera. Es pedir ayuda a ver las cosas de forma diferente.


Sea la carencia o dolor que estés viviendo, ¿crees que puedas tener una reinterpretación de eso que ves? ¿Puedes hacerte para atrás y mover las piezas como si fueran monitos de un juego de mesa y acomodarlos de otra manera? Cuando nos permitimos tener nuestro viaje familiar sin Mila y vivirlo desde la abundancia, fue cuando empezamos a ver los ejemplos que mencioné arriba. Sé que suenan un poco sonsos, pero así fue nuestro comienzo. Con algo se empieza a ir cambiando y reprogramando las creencias.


Ahora con las clases en línea he visto que le piden a Gabo mi hijo que muestre diferentes ejemplos de cómo puede interpretar algún problema.

Esta fue una tarea que le pidieron:




¡Y es que así es la vida! Hay demasiadas formas, grupos, opciones y acomodos, pero a veces solo queremos ver una forma. Bien por los maestros que hacen mucho énfasis para enseñarle a los niños que se pueden resolver unas sencillas matemáticas de muchas formas y se logra el mismo resultado.


Te deseo que encuentres muchos acomodos y formas para reinterpretar lo que sea que estés viviendo de otra forma que te funcione mejor. Y si ahorita estás atorado, no pasa nada. Así hay días pero recuerda que siempre sale el sol.


Cualquier comentario puedes contactarme en anaelizondoe@gmail.com o siguiendo la cuenta de instagram @recalculandolarutamx


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