Le doy las gracias a AD (mantendremos su identidad anónima por temas personales y laborales) por abrirse conmigo y compartirme experiencia tan auténtica y real. AD decidió querer compartir en este blog su historia y espero que así como a mí me llegó, a tí también.
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"Te escribo porque me identifique muchisimo con lo que escribiste en ¿Y si le damos un nuevo significado?
Te voy a ser sincero, jamás en la vida me hubiera imaginado mandando este correo, pero otra vez, me identifiqué mucho. Siento que compartiendo, de una manera u otra, sueltas o también conectas.
Me identifique mucho porque el año pasado, mi esposa y yo, perdimos un bebé y para entrar un poquito en contexto, te platico un poco sobre mi 2019.
Empezó el año con el fallecimiento de una tía muy querida de nosotros a causa de cáncer y al mismo tiempo en mi trabajo vivía con mucho estrés, ya que era un año en el cual era imprescindible posicionar mi trabajo a nivel nacional. Me dedico a organizar eventos y en un solo día, miles de personas dependen de las decisiones que yo tomo durante todo un año de trabajo.
Empezamos con la planeación de uno de los eventos más importantes que organizamos en Febrero y un mes después, nos enteramos que mi esposa estaba embarazada por segunda vez. Estábamos felices. Me imaginaba una niña, no sé por qué. Mi primer hijo es un niño maravilloso que la verdad estoy muy agradecido y muy honrado de poder ser papá de ese pequeño ente que me vuelve loco todos los días. Pero bueno, me imaginaba que sería niña. La verdad nunca he sido de que sea niño o que sea niña, me vale, pero sentía bien cañón que venía niña. Anyways, estábamos contentos.
En Abril empiezan más temas de estrés en el trabajo y siempre es muy complicado tratar de complacer a muchos proveedores que traen el ego en el cielo. Yo prefiero no contratar a ese tipo de proveedores que lidiar con sus cosas pero, era uno de los clientes que más habíamos querido trabajar juntos. Después de muchas negociaciones, nos cancelaron. Ya teníamos un plan de trabajo muy elaborado y, nos cancelan. ¿Su excusa? “No lo necesitamos” fue lo que nos dijo el dueño.
Que esto pasé en este tipo de eventos, quiere decir básicamente que estás arruinado como marca. Se te cae tu gancho para los asistentes dos meses antes del gran evento en el cual llevábamos mucho posicionándonos, todo lo planeamos muy bien y por el ego de alguien más, se hace un daño que pudo haber sido irreparable. Pero no nos rendimos, trabajamos muy duro y se calmó la situación cuando otros proveedores muy conocidos se unieron al evento y empezamos a agarrar mucho vuelo.
Cuando llegó Mayo, nos enteramos de la pérdida del bebé. El día que fuimos al ginecólogo, prendieron la tele y vi el embrión pero no escuché su corazón. Sentí un apachurrón en mi pecho; como si alguien hubiera metido su mano y estuviera apretando mi corazón. Me dolió. Pasaron unos días y le hicieron un legrado a mi esposa, estudiaron el bebé de casi 3 meses, y todo estaba bien. Solamente un día, se le cerró el cordón umbilical y ya no dejó pasar nada. Durante este tiempo, me enteré que un amigo que al que le guardo mucho afecto, le diagnosticaron cáncer.
Para entender la pérdida, ha sido muy difícil porque me quedé ido y empecé con las preguntas, “¿Hice algo mal? ¿Dejé que mi esposa cargara algo muy pesado? ¿La ayudé lo suficiente? ¿Tendrá cáncer cervicouterino?” Mi cuñada tuvo ese cáncer y gracias a Dios las dos estan bien y de hecho mi cuñada pudo tener un bebé después de que le quitaron parte de su cérvix. La mente se iba como dices en espiral y al final siempre alguien terminaba muerto. SIEMPRE. Y como dices, me imaginaba la vida de mi hijo sin mí, mi propio funeral, la “muerte” de todos, la muerte de mi hijo inesperada, etc etc etc. Empecé a pensar cosas muy feas y nada que ver. Dejé de disfrutar y empecé a angustiarme y a frustrarme por absolutamente todo.
Al mismo tiempo llegó Junio, yo ya no estaba mentalmente bien. No estaba preparado entonces las negociaciones con proveedores, patrocinadores, etc básicamente las regalé. Sentía que todos me regañaban, que todos me gritaban, todos se aprovechaban. Yo ya no quería hacer este evento que tanto habíamos planeado. Había socios que me robaron, me utilizaron para posicionarse ya sea socialmente o laboralmente y bueno, yo, malamente, me sentía solo y deje de confiar en mí mismo.
En Julio empecé una terapia con una persona que no se interesó mucho en mí y básicamente me dió de alta después de la sexta sesión. Después de eso sacamos adelante nuestro evento y fue un éxito. Fue el año que más gente convocamos, y que nos ayudó a posicionar nuestra marca a nivel nacional. Con todo y ese logro yo me sentía triste; no me sentía agusto.
En agosto empecé con ataques de ansiedad. Una noche, me desperté asustadísimo porque soñé que me diagnosticaron cáncer (aun recuerdo el sueño porque fue súper vívido y se me paran los pelitos de la nuca). Ya hasta los sueños traían truco negativo. Me desperté, hice citas con doctores, me hice un chequeo general muy exagerado para alguien de mi edad y, todo salió bien gracias a Dios. Nada malo en mí. Aun así, sentía que alguien me picaba el corazón, que me lo apachurraban, que no podía respirar. Este mismo mes, me enteré que una amiga de 24 años tiene cáncer de mama y es madre de 2.
Septiembre, Octubre pensaba que tenia gastritis y reflujo, no comía bien, enflaque 7-8 kilos en un mes sin hacer dieta ni ejercicio. Lloraba incontrolablemente de la nada y por nada. Estaba viviendo un duelo sin saberlo, estaba tronado por el estrés, estaba hecho garras por dentro. Mi nivel de serotonina llegó a ser nulo y el nivel de cortisol (que produces bajo estrés) me había conquistado y aparte por el supuesto miedo que tenía del cáncer. En Noviembre, dejé de fumar y dejé de tomar. De un día a otro, deje de fumar después de como 20 años. En estos meses, no era gastritis, reflujo ni nada que no pudiera yo controlar, eran ataques de pánico y de ansiedad que se convirtieron en depresión.
En el 2019, sinceramente pienso y creo, que envejecí físicamente 2-3 años. El 2019 fue un año tan duro físicamente, mentalmente, espiritualmente y emocionalmente que troné. Todo al mismo tiempo. Sin saber ni reconocer por dónde venían los trancazos, pero me los daban todos los días. Has de cuenta que estaba bajo el agua, con las puntas de los dedos rozando la superficie, pidiendo y gritando por ayuda, pero nadie me escuchaba, me veían, pero nadie me escuchaba. Al mismo tiempo, siempre estaba a la defensiva, sentía que no podía ser feliz porque justo cuando me sentía contento, la vida me sorprendía con alguna mala noticia. Me daba miedo estar o sentirme contento porque pensaba ¿ahora quién tendrá cáncer? ¿yo?
Algo que aprendimos a hacer y que realmente me gusta hacer mucho con mi esposa es salir por las noches a caminar y platicar de cómo estuvo el día y en una de esas pláticas mi esposa me recomendó una terapeuta que hoy le agradezco la vida (tanto a mi esposa por convencerme y a la terapeuta) porque me supo explicar que sufría de una depresión a causa de ataques de pánico, de ansiedad, frustración y de un duelo que no había superado.
He aprendido que no tiene absolutamente nada de malo pedir ayuda.
A lo que voy con todo esto, es que no estas sola. Yo también pasé por esos procesos. Derrepente me regresan los malos pensamientos y literal canto la canción de “Shake it off” de Taylor Swift y sacudo mi cabeza hasta que se desaparezca el pensamiento. Es como un tic de locos pero me vale, prefiero que el mundo piense que estoy loco a que realmente lo esté y esté sufriendo por dentro. También canto la de “Turn it off” de la obra de teatro de “The Book of Mormons”. Cada quien tiene sus truquitos o sus mañas para deshacerse de los malos pensamientos.
No se porque te lo estoy compartiendo, pero aquí estoy. No estás sola, es más común de lo que parece. Hace tres semanas se suicidó un amigo de la prepa porque no supo pedir ayuda. No todo en esta vida es soledad o “nada más a mí me pasa”, y es en donde mucha gente se frustra y se pierde y le gana su mente. Al mismo tiempo, en México, siempre se ha visto mal que vayas con un terapeuta mientras que en países como Alemania desde los 4 años te lo recomiendan por salud.
Es muy importante la salud mental y como dices, hablando con la terapeuta, me di cuenta que el miedo a morirme de cáncer, no era mío, si no de mi amigo, una tía, una prima y de mi cuñada. De hecho el cómo se enteró mi prima de su cáncer fue a través de un sueño. Entonces eso se me pegó. Hay veces que sin quererlo, la gente es más sensible ante ciertas cosas y como el 2019 fué un año de noticias de cáncer, estrés y malas ondas, pues se me llegaron mucho.
Hoy me siento muy bien, amo profundamente a mi familia pero lucho todos los días contra mis pensamientos. Escucho o veo la palabra cáncer y se me ponen los pelos de punta. Intento no caer en el espiral de pensamientos; me sacudo la cabeza de la nada, bailo de la nada, canto de la nada. Me estoy conociendo sin ponerme una etiqueta social. Medio que al fin estoy siendo realmente yo. Al fin pude vivir mi duelo.
Agradezco todas las mañanas por poder separar mi cabeza de la almohada y todas las noches porque pudimos regresar con bien todos a la casa. Mucha gente ni siquiera toma eso en cuenta, pero el tan solo tener chance de despertarte a un nuevo día, es demasiado.
Peligro y eso fue lo que me vino a enseñar el bebé y toda la gente cercana que se enfermó (que ahora están bien gracias a dios, cáncer free. Una en el cielo, el resto aquí.) La vida es corta, hay que disfrutarla al máximo y si quieres bailar, cantar, reír, llorar, adelante. No pasa nada. Si te juzgan, es su problema, no el tuyo, pero tú sé tú."
AD.
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Gracias
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