Ya tan rápido dos años. Ha sido un parteaguas lo que nos vino a traer Mila.
Cuando pienso en este día, se me hace muy surreal y a veces siento que no pasó. Nunca me preparé para esto y no sabía que un embarazo podía terminar así.
Me acuerdo que algunos meses después cuando regresé, platicaba con una amiga y me dijo “Vivir una experiencia adversa es una bendición; agradécelo y vívelo”. Me dejó sin palabras, pero ha sido algo que ha resonado mucho en mí. Lo he ido entendiendo y desmenuzando poco a poco y hoy entiendo que la vida nos ha regalado un nuevo lente. Es como si existiera un mundo subterráneo que no había conocido o vivido antes, que nos ha traído mucha conciencia. ¿Será que estábamos dormidos y esto nos ha ayudado a ir despertando en un nivel más profundo de agradecimiento y de ser?
Recuerdo cuando me dijeron un día que todos en algún momento de nuestras vidas vamos a vivir pérdidas y cuando pasamos por eso vamos teniendo más herramientas para vivir la vida. Como si fuera una mochila que llevamos detrás y vamos coleccionando aprendizajes. Me he ido clavando mucho en este tema de las pérdidas, que se ha traído consigo amigos nuevos que van de la mano como la vulnerabilidad, la resiliencia, la compasión, la perspectiva, la confianza, la adaptabilidad y el agradecimiento.
Hoy Mila cumple dos años que no está físicamente con nosotros. Me ha dolido mucho aceptar la realidad de no verla crecer con nosotros y sus hermanos, pero hoy a pesar de también sentir tristeza, decido celebrar su vida y la mía. Yo daba por hecho mi vida por que en ese entonces no sabía que yo corría en tanto peligro. Poco a poco me ha ido cayendo el veinte la gravedad del embarazo y es algo que he ido digiriendo poco a poco. Me la he pasado leyendo sobre el tema, leyendo mis expedientes y preguntando para entender y comprendo que la vida es un regalo. Como me dice Alex, “estás en tiempo extra”. Agradezco que tengo una familia; ¿qué serían de Alex y mis hijos sin mí?
La estancia de Mila por más corta que fue me ha cambiado y me ha enseñado lo que no había vivido antes. Creo profundamente en su energía, por que me doy cuenta que ella vive siempre en mí y Alex, así como a través de Gabo y Vale y nuestras familias.
Conforme ha ido pasando el tiempo, todo se ha ido acomodando y me doy cuenta que ya pasó y que todo está bien, así como tantas veces me decían que iba a suceder. Yo lo veía muy lejano, pero la vida siguió y me doy cuenta que sí estamos bien. He aprendido a vivir con esta cicatriz interna que sé que siempre estará ahí. El cristal de nieve que antes veíamos muy turbio se ha ido asentando, ya lo empezamos a ver claro, y creo que ahora sigue tomar el siguiente paso. Llevo varios meses evitándolo e ignorándolo, pero me sigue llegando el mensaje que debo compartir esto. Es algo que me llena el corazón de muchos sentimientos por que duele revivirlo, pero quiero seguir aprendiendo y cuando compartimos aprendemos más juntos. No sé qué vaya a ser de esto, pero aquí está. Confío que todo estará bien.
Un abrazo,
Ana
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